domingo, 7 de agosto de 2011

En nombre de Dios. [Cap. 2]

Los persoajes de este fan fic pertenecen a Masashi Kishimoto y la canción, En nombre de Dios, la cual ayuda a comprender y llenar el fan fic a Mägo de Oz.

Cualquier semejanza con cualquier otro fic o douj es coincidencia.


Anime: Naruto
Pareja: NarutoxSasuke, ItachixSasuke, OrochimaruxSasuke etc..
Generos: AU, romance, fantasia, Songfic, tragédia, religión,
Advertencia: Muerte de un personaje, lime/lemon, iincesto y violación
No recomendado para menores de 13/16 años dependiendo del capitulo.
Escrito en: 17/07/09
Finalidazo: No

Frases de la canción estan en cursvia

Capitulo 2: Frío y repulsivo.

El ambiente tenue y el fuerte sonido del órgano me despertaron, el instrumento me ayudó a deducir que me encontraba dentro de la iglesia del pueblo pero no en el salón donde la gente asistía a misa sino dentro de una habitación oscura únicamente iluminada por unas antorchas que casi habían perdido su llama. La oscuridad de la habitación me impedía ver lo que esta contenía.

Si no recordaba mal, nuestra iglesia a la cual nos hacían, a mi y a mi hermano, ir cada domingo solo tenia una capilla donde se encontraba nuestra imagen de Jesus crucificado y dentro de ella una puerta. ¿Podía ser que estuviera allí dentro?

Me encontraba tirado en el suelo con las manos atadas a la espalda y con los pies también atados, estos juntos.

Cuando pude colocarme de una manera más cómoda mi cerebro empezó a ordenar los acontecimientos y a pensar, rápidamente la imagen de Itachi ardiendo apareció en mi mente, aun podía notar el calor de las llamas que rodeaban a Itachi, abrasando mi piel pero realmente lo que me estaba quemando era el sentimiento de rabia e impotencia que ardía en mi interior, pensar que no pude hacer nada por él a pesar de que él había dado su vida por mi, me daba asco. Las lagrimas empezaron a brotar, “los hombres no lloran decía mi padre”, mi padre, ese señor que nos desterró, también lo desterré yo a él.
Mi futuro era el de Itachi y aunque en esos momentos lo que quería era hundirme en las llamas para poder estas otra vez con él decidí luchar, no dejaría que su muerte fuera en vano.
Ojala pudiera poder notar su cuerpo contra el mío una vez mas. El calor de Itachi siempre me daba las fuerzas que necesitaba para continuar a delante. Le echaba de menos.

Apoyándome con la pared me levante y empecé a palpar las paredes en busca de una puerta pero lamentablemente comencé mi búsqueda demasiado tarde ya que alguien entro, con él llevaba una antorcha nueva, la luz del fuego iluminaba su cara y sus ojos con pupilas alargadas, se trataba de Orochimaru.

-Perfecto, ya te has despertado.–

Dijo con una sonrisa en su rostro.

Se acerco a la parte mas oscura de la cámara iluminándola y mostrando un banco, se sentó.

-Acércate. Oh, perdona, tus pies.-

Dijo seguramente burlándose.

Con un chasquido de dedos deshizo el fuerte nudo que me mantenía atado.

-¿Cómo ha hecho eso?–

Pregunte incrédulo a lo que había pasado.

Me contesto con palabras sino con una sonrisa de medio lado.

-Ahora si, acércate.–

Ordenó señalándome el banco.

-Aquí es donde precisamente se sentó tu hermano. Ahora me lo contaras todo.-


No omitas detalles, cuéntame
cómo os la montabais las dos,


-¿Qué quiere que le cuente?-
-Te estas confesando, así que cuéntame todos tus pecados.-


Si quieres confesar
tu desviación moral,
que eres homosexual,
que entre tus piernas anda Satanás.


-Yo no tengo que confesarle nada.-

Le escupí.

-Realmente eres hermano de Itachi, decís exactamente lo mismo, me pregunto si sabréis igual.-

Miraba el suelo pero al escuchar eso le miré de forma incrédula descubriendo que la suya era lasciva y llena de perversión.

-Voy a darte mi absolución en nombre de Dios y tú a cambio me darás toda tu energía y cuerpo.-


y entonces yo te daré la absolución
desnuda en mi habitación
.


-Usted si que es un demonio.-
-Jajaja, eso es lo que me dijo al principio tu hermano pero ya veremos después. –

Dijo abalanzándose sobre mi y agarrándome con todas y no pocas fuerzas, dejándome completamente inmóvil e indefenso.

-Aquí todos obtendremos lo que querremos. Tú podrás ir con tu querido hermano, yo me divertiré y el pueblo tendrá otro espectáculo más.-
-Eres realmente repulsivo.-
-¿Ya no me hablas de usted?-

La risa se le escapaba por la comisura de su grande boca.-

Bueno menos hablar y mas follar.

Intente escaparme con todas mis fuerzas pero su agarre era demasiado fuerte para mi, no se como cogió la cuerda que estaba a unos metros de nosotros. Me volvió a atar las manos y entonces las suyas, ya libres, se encargaron en unos segundos de sacarme toda la ropa y la suya al mismo tiempo. Su lengua era muy fría y cada una de mis palabras de clemencia eran en vano. Sin preparación alguna me desgarro por dentro haciendo que de mis piernas se deslizaran hilos de sangre.


Sólo nosotros follamos en nombre de Dios.

Después de dejarme casi sin conocimiento me llevo en una cabaña un tanto alejada del pueblo.

-Te estarás aquí hasta mañana y ya sabes lo que te espera.-

Casi desnudo, con los pantalones a medio poner me arrincone en una de las esquinas de esa sucia cabaña.

Nunca pensé que hacer el amor pudiera ser tan repulsivo, yo lo conocía como el acto de manifestar los sentimientos de amor pero eso ya había cambiado. Ahora solo lo recordaba como una cosa sucia y asquerosa llena de dolor y vergüenza.

El silencio de la cabaña fue interrumpido por mi llanto y al cabo de un rato un sonio de cadenas.

Me asuste.

-¿Quién esta ahí?-

Pregunte mirando a la oscuridad de ese lugar.

Se escucharon más sonidos de cadenas.

-No te asustes chico, yo también soy una presa de Orochimaru.-

Lentamente el chico fue acercándose hacia la única luz lunar que había en el lugar procedente de una grieta de la cabaña.

Unos impresionantes ojos azules me dejaron paralizado, nunca había visto un color así, y su cabello dorado como la paja con la luz de la luna le daba un aspecto aun más mágico, dudé de su humanidad y para acabar de salir de cuentas en sus mejillas tria unas marcas, tres a cada lado.

Me aparte un poco.

-No tengas miedo, no soy ningún monstruo. Solo soy extranjero… –

Me soltó él, su voz parecía triste.

Le creí.

Me acerque a él quedado solo a un metro.

Estaba encadenado de pies y manos y su torso estaba desnudo. En ese momento me di cuenta de que su piel al contrario a la mía era dorada, en su vientre tenia una extraña marca que le rodeaba el ombligo.

-¿Por qué estas aquí?–

Me pregunto.

Me hacia demasiada vergüenza contestare, así que no dije nada.

-Yo hace una semana que estoy aquí encadenado.


Continuara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario