jueves, 28 de julio de 2011

Darkness and Light

Por fin termine esta historia. Mas que nada es un cumulo de ideas y sentimientos que tengo dentro de una historia de fantasia.



Tenía que tener un único final pero al y como me han saldio las cosas he decidido poonerle dos. El final "Feliz" y el final triste y realista.



Ojala os guste aunque me ha salido un poco apresurado al final.



Dedicado y para T.





Darkness and Light:



¿Alguna vez has sentido que tu corazón se encuentra muy lejos de ti? ¿Tan lejos que no entiendes que ha pasado para que haya ido a parar en unas manos prácticamente extrañas? A mí sí. Late con fuerza entre esas manos cada vez que hablo con él y lo encuentro conectado en el chat.



Como era de costumbre después de llegar de mi trabajo cenaba y luego aun sintiendo bajar los últimos bocados de mi comida tomaba el portátil y me conectaba. “Que esté.” Pensaba mientras escribía con toda la rapidez que me daban mis dedos la contraseña de mi correo electrónico. Solía mirar primero el correo pero desde hacía unos meses lo que más me interesaba era él.



Y de repente apareció ese recuadrito que me alegraba el día. Se había conectado. No espere ni un segundo para darle clic. A veces me preguntaba que pensaba. Seguramente le salía mi pantalla antes que los anuncios del live msn...Me sentía como un acosador pero no me importaba.



-Hola-



Le escribí. Siempre acompañado de algún que otro “smile” al lado. Dependiendo del día le ponía el signo de dos puntos y al lado un tres o el símbolo del “gorrito u ojitos felices. (^^)



-¡Hola!-



Me contesto, como siempre trasmitiéndome buenas vibraciones a pesar de todo. Como con todas las conversaciones del msn seguíamos con un “¿Qué tal?” Y así lo hice.



-Bien. ¿Y tú?-



-Bien...-



Y entonces sé que lo preocupé. Puede que en el fondo quisiera eso. Quería que me mostrara su apoyo y sus dulces palabras.



-¿Y esos puntos?-



Preguntó junto con unas os acentuadas, uno abierta y la otra cerrada intentando mostrar cara de preocupación.



-Lo de siempre...Te necesito...-



Estas cosas nunca las podría decir en persona. Supongo que los chats eran una ventaja en estos aspectos. Pero no me inventaba nada. Le necesitaba. Le hachaba de menos cuando no estaba y pensaba en él todo el día. Suspire profundamente sintiéndome algo estúpido. ¿Cómo podía llegar a querer tanto una persona sin haberla visto nunca? Ni sabía cómo era su voz verdadra pero como un bobo había caído de nuevo en esa maldita enfermedad que era el amor.



No contestó. Sabía que le había hecho entrar picores y se estaría rascando su mejilla o la cabeza. Le habría preocupado.



-Perdona.-



Seguí diciendo.



-Sé que te esfuerzas para poder seguir como estamos. Además estoy ahorrado. Cada vez faltan 10 euros menos para venir a verte.-



Me abrazo o eso escribió que me hacía. Correspondí con fuerza. Sé que si estuviera entre mis brazos hundiría mi cabeza entre su hombro y cuello para hacerlo estremecer. Conocía sus puntos débiles. Me los había contado.



Después de esa pequeña caída entre muchas que habíamos tenido en esos meses que habíamos iniciado una relación cibernética estábamos hablando como siempre. Me contaba las cosas que había hecho durante el día. Pocas pues él aún estaba en la mañana. Me lo imaginaba con el pijama puesto y su pelo cortito sin peinar haciéndole ver de lo más adorable. Esos pensamientos me hacían sonreír mientras contestaba sus mensajes. Suspire de nuevo.



Empezamos una videollamada aunque su cam no funcionaba.
Un sentimiento de tristeza me invadió. A veces me sentía tan necesitado de ver su rostro que hasta había llegado a pensar que no quería activarla pero eso no viene al caso.



-Pero tú, si quieres, la puedes poner.-



Dijo con vergüenza. No se la iba a negar así que se la puse. Te sonreí y salude esperando poder sacarte una sonrisa. Luego ya empezamos de nuevo a conversar aunque al mirar a la pantalla había algo que me incomodaba. Y él parecía sentirlo también. Pestañeaba mirando hacia la pantalla, detrás de mí había algo que no encajaba, pero no sabía lo que era. Hasta que me di cuenta de que en el colgador de la ropa había un abrigo de mas, uno de largo y negro. ¿Sería de mi hermana? Antes no me había fijado en él hasta ahora. Me lo miraba por medio de la pantalla.



-¿Qué pasa? Pones una cara rara.-



Baje la vista y sonreí algo avergonzado. Se había dado cuenta de mi distracción.



-Es que en el perchero hay un abrigo que no conozco y me preguntaba que hacía allí.



-¿Sabes? Si te soy sincero también me lo he peguntado porque juraría que en cuando me la has puesto ese abrigo negro no estaba y cuando volví a mirar si...y es más me da la sensación de que se mueve...-



Torcí mi sonrisa y alce mis cejas.



-¿A caso estas intentando asustarme?-



Escribí en un par de segundos mirando directamente a la cam queriendo sacarle esas ideas, pues sabía que podía ganarlo con tan solo una mirada y hacer que quedara totalmente anulado y cubierto por un adorable sonrojo.



-Um… no en verdad va en serio. Fíjate…-



Siguió diciendo.



-No voy a girarme, es estúpido…-



Teclee algo fastidiado pues a pesar de que era más estúpido, me estaba poniendo nervioso. Mire de reojo la pantalla y me fije en mi imagen trasmitida por la cámara. ¿A caso estaba mi hermana gastándome una broma? O era que ese perchero se estaba moviendo solo, pues esa capa de color negro estaba más cerca de mi. No había duda. Suspire.



-Se va a enterar mi hermana…-



Seguí diciendo pues él no me había contestado.



En la parte inferior de la ventana con la que hablaba con Erik podía ver ese aviso de que me estaba escribiendo pero nunca llegaba nada. Sonreí a la cámara, pues iba a descubrir a mi hermana que se creía que no le habíamos pillado. Estaba cansado de que me espiara pero al girarme de golpe para darle el susto me quede petrificado. Delante de mi se encontraba una persona, altísima, tapada con una capa de color negro, lo que era antes la chaqueta colgada en mi perchero. Solo se veía su capa negra y oscuridad dentro de ella. Me quede sin aire ante aquella impresionante y fría aparición.



Antes de que pudiera decir nada había extendido sus brazos dejándome ver el interior de sus ropas. Una profunda oscuridad se encontraba dentro de él y un aire frio me arrasaba y hacía mecer levemente mi cabello ocasionándome escalofríos en el cuello. Trague duro sin poder apartar la vista del agujero negro que tenía delante de mi. Lo miraba de tal forma que parecía que mis pupilas, también negras fueran a ser devoradas y absorbidas. Sin darme cuenta la luz desaparecía de mi alrededor y toda esa oscuridad me rodeaba Creí dormirme en un profundo sueño sin haberme arropado con las mantas, pues tenía frio y un gélido viendo chocaba contra mi erizada piel.



Abrí los ojos o eso intente pero no veía nada. ¿A caso se me habían pegado los parpados? Los froté y mire de nuevo a mi alrededor. Nada. Todo era negro. Estaba tumbado. Empecé a palpar lo que me sostenía pero no reconocía nada, no reconocía ni si había suelo, ni si era piedra o arena. No tenía consistencia pero parecía sostenerme. ¿O acaso estaba cayendo todo el rato? Me levante sintiendo angustia en mi interior.



-Joder…-



Solloce. Pues por mas que miraba a mi alrededor nada aparecía. Había la posibilidad de que estuviera en una habitación con lo que ,a ciegas, con las manos tiradas en frente empecé a dar pequeños pasos. Nada se ponía en mi camino, no tropezaba ni tocaba nada.



-¿De qué va esto?-



Susurre.



-¿Es una broma?-



Pregunte aun caminando, acelerando el paso sintiendo una extraña sensación de inseguridad en mi interior.



Pero nadie contestaba, parecía que caminase entre nubes en una oscura noche.



-Maldición…-



Renegué sintiendo lagrimas caer por mis mejillas. Empezaba a desesperarme. Me pare de golpe y me senté o eso creí que hacía, cerrando los ojos sintiendo que de alguna manera eso era lo correcto. Lo normal era estar a oscuras con los ojos cerrados, no cuando estaban abiertos. Hice una bola de mi mismo esperando a que me despertara y cuando abriera los ojos estuviera sentado en mi silla, delante del ordenador y que Erik se hubiera enfadado por haberlo dejado hablando solo. Reí entre lágrimas. Todo aquello era tan absurdo que era para desencajarse la boca a carcajadas.



Todo tenía que tratarse de una broma de muy mal gusto. ¿Qué más podía ser?



Seguía enroscado entre mis piernas, sollozando y riendo de vez en cuando esperando a que tal vez si la gente me escuchara entendería que había encajado la broma y me dejarían salir de donde fuera que estuviese. Pero nada pasaba. Oscuridad completa. Silencio abrumador. Piel fría y corazón desbocado. Solo sabía eso.



En mi mente me repetía a mi mismo que ya era suficiente, que ya se habían pasado de la raya y que ya era hora de que me dejasen salir de allí. Las personas suelen no querer entender las cosas cuando duelen o cuando son extrañas o irreales. Yo no quería aceptar que ya no estaba en mi habitación, ni en mi casa o puede que ni en mi mundo. Solloce empezando a tiritar de frio.



¿Qué pensaría de mi si me viera así? Al menos no me podía ver. Lamí mis labios secos de la ansiedad que mi cuerpo estaba sosteniendo y de mis aceleradas y constantes bocanadas de aire. Dentro de ellas escuchaba como un eco mal hecho. Un eco afónico. ¿A caso me estaba volviendo loco? Era lo único que me faltaba. Pero por un momento pare de respirar y al escuchar que los sollozos seguían revotando contra mis oídos de la lejanía abrí los ojos. Mi corazón de nuevo se aceleró por varias razones. Una de ellas era que no estaba solo y la otra era que no sabía quien era la persona que estaba conmigo. Me Incorpore poniéndome de pie, sintiéndome de algún modo flotar pues esa sensación de inseguridad en mis pies seguía allí.



-¿Hay alguien ahí?-



Pregunte no muy seguro de querer saber la respuesta. Esperé un tiempo, unos segundos o muchos minutos pero nadie contestó. Parecía que estaba muy lejos como para poder oír ese hilo de voz que había salido de mi garganta.



Suspire entrecortadamente y empecé a caminar hacia donde creía que procedían los gritos. Mis manos con algo de miedo se adelantaban a mi cuerpo. Me daba la sensación e que tenía que chocar con algo en cualquier momento.



-¡Dani!-



Entre sollozos y gritos lo conseguí distinguir. Esa voz había pronunciado mi nombre desesperadamente. Empecé a correr hacía la voz.



-¡¿Quién eres?!-



Grite ya sintiendo muy cerca de mi. Parecía la voz de un chico.



-¿Quién eres?-



Repetí. Lo tenía cerca. Caminaba con miedo sintiendo que iba a tocar a alguien en cualquier momento.



Iba a ponerme a correr de nuevo cuando choque con algo. Caí en ese espacio oscuro, aunque no sentí dolor. Ese cálido objeto gritó y se movió. Era ese chico.



-No te me acerques, seas quien seas.-



Sollozo sintiendo su voz un poco más lejana, parecía que gatease hacia atrás.



-Ojala Dani estuviera aquí.-



Gimoteo sorprendiéndome. Mi corazón dio un vuelco recordando en un instante como sonaba el tono de su voz y como solía escribirme por msn y hablarme cuando hacíamos esas videollamadas.



-¿Erik?-



Balbuceé a causa del dolor que provocaban esos nuevos y demasiado excitados latidos que habían que pareciese que mi pecho fuera a explotar como un globo. Trague duro empezando a deslizarme hasta él.



-¿Eres tu verdad?-



Suavice mi voz, intentando palpar su cuerpo. Mi miedo se había ido dando paso a la curiosidad y al deseo de que fuera él. Contrariamente el moreno se había quedado paralizado. Podía escuchar sus sollozos y jadeos.



-No tienes que desearlo…-



Seguí susurrando pareciéndome notar como la temperatura de la yema de mis dedos parecía cambiar a una de más cálida, podía sentir su aura, su cuerpo a milímetros del mío. -Soy Dani…- Sin tocarle me quede mirando esa negrura esperando que mi mirada llegara a él a pesar de que no viese nada.



-¿Dani?-



Pregunto con un suave y temeroso hilo de voz, que parecía que tuviera que romperse con ese frio viento que luchaba para que perdiera esa agradable calidez en mis dedos.



-¿Si?-



Sonreí estúpidamente. Su voz sonaba tan bien sin distorsiones y los más importante sin ninguna distancia entre nosotros ni ningún muro que pudiera impedirme escuchar sus palabras.



-¿De verdad eres tu?-



Siguió preguntando, podía sentir como con sus manos se limpiaba el rostro.



-Pregúntame lo que quieras.-



Estaba seguro de que no lo sabía todo sobre él pero si que preguntaría algo de nosotros dos, pues era demasiado buen chico como para pensarse una pregunta complicada para hacerme caer en una trampa.



Parecía que estaba pensando.



-Mi pregunta es. ¿Con quién y a qué edad perdí mi virginidad?-



Abri los ojos sorprendido. No me esperaba una pregunta tan íntima como esa pero estaba bien pensada pues solo me lo había contado a mi. Fue algo duro saberlo pero nunca le dije lo que realmente sentí cuando me entere de lo que le paso. Mi primer pensamiento fue empezando por el tal repetido ojalá, pues fue duro para él poder superar esa experiencia. Me hubiera gustado poder estar con él y apoyarle con todo lo que pudiese.



-Pues…- Me daba pena decirlo, era un recuerdo que no quería hacerle revivir. –Con uno de tus primos cuando a los 12 años…-



Dije desanimándome por completo por tener que decir eso en voz alta pero nunca creí que esa sensación se iría tan rápido pues ese cálido cuerpo se abalanzó sobre mi en forma de un gran abrazo. Uno de muy fuerte y a la vez tembloroso.



No lo podía creer. Eran sus brazos. Su cuerpo estaba sentando en mis piernas. Podía sentir su calor y una dulzura que iba directamente a mi nariz. Me provocaba cosquillas en el estómago. Fruncí el entrecejo y cerré mis ojos, mis brazos lo cubrieron por completo y lo abrace. Entre los dos formábamos un nudo perfecto.



-No me puedo creer que no este pasando esto.-



Murmure cerca de su cuello, olía desesperadamente ese aroma tan nuevo para mi, tan dulce pero a la vez tan diferente al de una chica. Mis manos subieron lentamente por su espalda hasta llegar a su nuca y de allí a esos cabellos cortos y puntiagudos que hacían un leve masaje a mis yemas.



-Por fin te puedo tocarte el pelo..-



Seguí susurrando sintiendo ganas de llorar de la emoción. Erik no decía nada, solo me abrazaba con fuerza y respiraba pausada pero profundamente.



-¿Qué nos ha pasado…?-



Pregunto con voz algo adormilada. Sentía su cuerpo estremecer mis suaves caricias. Le gustaba.



No sabía que contestarle ya que tampoco tenía ni idea de dónde ni porque estábamos en ese lugar. Seguía acariciándole el pelo y abrazándole contra mi.



No era propio de mi pero en ese momento no me importaba. Estaba tan angustiado cuando estaba solo. Era tanto el miedo de no saber donde estaba y sentir la oscuridad rodearme por completo.



-Solo puedo decirte que ya no debes temerle a nada mas ,por fin, estoy contigo.-



Me sentía feliz de poder decir aquellas palabras. Por fin de verdad estaba con él y le ayudaba, le consolaba y le abrazaba con todas mis fuerzas.



-Dani…gracias…-



Sollozo levemente y se acurruco mas a mi hasta que los dos quedamos tumbados en ese suelo flotante. Podía sentir mi cuerpo moverse levemente, sentir como si flotara a la deriva sin que mi cuerpo estuviera mojado.



El cansancio parecía apoderarse de mi. Erik hacia un poco que se había dormido y su calor me estaba invitando a que le acompañara y así lo hice, me dormí en ese mundo de oscuras y ondeantes tinieblas como si fuera el lugar mas cómodo del mundo.



Descubrí algo nuevo en él. Era un torbellino cuando dormía. Sin poder hacer nada se había movido y librado de mis brazos antes de que me diera cuenta. Lo atraje hacia mi un par de veces pero siempre de alguna manera u otra se separaba. Al final lo deje a su aire hasta que me desperté y alargue mi brazo para buscarlo.



-¿Erik?-



No lo encontraba. Me incorpore un poco y seguí palpando, sintiendo algo de preocupación hasta que por fin encontré su brazo y fui tocando hasta su mano. Sudaba y su temperatura era mas fría.



-¿Te encuentras mal?-



Pregunte siguiendo acariciando esa mano tan húmeda. No contestaba. Un horrible pensamiento se apodero de mi mente. Esa oscuridad, ese frio era como si estuviéramos en los brazos de la muerte. ¿Podía ser que este fuera el camino que nos llevaría a ella? ¿Nos había llegado la hora y nuestro encuentro era su regalo de bienvenida?



-¿Erik?-



Mi voz salió levemente desesperada. Apreté esa mano tan diferente. Para nada del mundo, a pesar de que esa fuera la única manera de poder estar juntos, escogería la muerte y menos la suya. No podía ser eso. Apreté esa mano que se movió.



-¿Dani?-



Su voz como un milagro retumbo en ese lugar sin paredes. Suspire aliviado siguiendo apretando esa mano.



-¿Te encuentras bien?-



Le pregunte.



-Si, dentro de lo que cabe estoy bien.-



-Pues entonces...- Hice un pequeño espacio de tiempo.- ¿Por qué tienes las manos tan sudadas?



-Dani...no estoy sudando.-



-No mientas te estoy tocando la mano.-



Pude escuchar como se incorporaba y aun sin entender que significaba aquello seguí en la misma posición.



-No me estas tocando la mano...Erik.-



-¿Qué?-



Pregunte incrédulo. Yo le estaba cogiendo de la mano.



-Dani... hay alguien mas aquí...-



Sentí como ponía una mano en mi hombro y tiraba de el para que me levantara. La mano se escurrió entre mis dedos, los cuales estaban lubricados por un espeso sudor. Un escalofrío de desagrado recorróo mi cuerpo. Ahora me daba cuenta de que no era sudor lo que cubría esa mano sino una especie de baba, intente limpiarme aunque esa mucosidad no parecía querer despegarse de mi mano. Creí ver movimiento delante de mi con lo cual tome la mano de Erik y salí corriendo en la dirección contraria.



-¡¿Qué haces?! ¡Nos vamos a matar!-



Me estaba frenando, tenía miedo de correr en la oscuridad pero yo tenía más miedo del ser al cual le había cogido la mano. No sabíamos nada, si no nos estaba siguiendo, si había más de uno. Nada de nada. Lo único que se me ocurría era alejarme de esa sensación tan desagradable que me había causado.



-Confía en mi...-



Jadee. Podía sentir las pulsaciones en mis sienes. Me dolía la cabeza. Corríamos y corríamos, no sabía cuanto era suficiente. Podía notar que mi brazo cada vez hacia mas esfuerzos por tirar de Erik, notaba su cansancio. Fui reduciendo mi velocidad hasta que nos mantuvimos unos pocos minutos caminando hasta que nos paramos. Aproveche para respirar profundamente antes de girarme y volver a abrazarlo. Mis manos se posaron en su cabeza ya acaricié su pelo. Enrosco sus brazos en mi cintura, tirando de mi holgada camiseta.



-Perdona, te hice cansar.-



Mordí mi labio pensando que podía ser que únicamente hubiéramos estado haciendo círculos y no nos hubiéramos separado de ese ser que seguramente había estado con nosotros durante todo ese tiempo. En realidad, a saber que criaturas y objetos nos estaban rodeando. Que seres vaporoso habíamos traspasado con nuestros cuerpos y que otros nos podían ver a la perfección mientras nosotros únicamente podíamos ver esa negrura absoluta.



Mi intención era únicamente ponerlo a salvo y solo había conseguido dejarle sin aliento. De nuevo guie mis dedos a través de su cuerpo hasta llegar a sus mejillas. Eran suaves, tiernas pero sin ser blandas pues sus pómulos estaban algo marcados. Con mis pulgares acaricie esa tibia y palpitante carne, la sangre aun corría con rapidez por su cuerpo por la carrera que habíamos hecho. Bese su frente o eso creí al notar pequeñas gotitas saladas en mis labios y el cosquilleo de sus cabellos en mi nariz. Nuestro primer beso real. Siempre habíamos utilizado el rol para ese tipo de cosas. Para poder. Al menos, dejar por escrito nuestras frustraciones pero en ese momento no lo eran. Eran hechos verdaderos. Sentí su fuerza reducir mi cintura y un ronroneo ahogado aun por el cansancio. De nuevo le bese su húmeda frente y no me pare allí, baje convirtiéndome en gota, pasando por su nariz y desviándome por esa curva hacia su mejilla. Mis besos eran cortos y rápidos. Rió.



-Me haces cosquillas.-



Musito. ¿Así que mis besos daban cosquillas? No pude evitar sonreír y besarle muchas veces más. Eran tantas mis ganas de poder hacer aquello que de nuevo ya no me importaba nuestra situación. Solo cerraba los ojos. Únicamente me quedaba poder verle el rostro, todo lo demás ya lo tenía.



-Ya vale...-



Dijo entre risas.



-Ni que fuera una chica.-



Suspiro algo agotado. ¿A caso me había aprovechado de esa oscuridad? El periodo de silencio duro poco, un rugido proveniente mi estómago estropeo el cortado momento. Su risa fue un poco mas fuerte.



Un sonido parecido al de pisar las hojas me alarmo. Tome su mano rápidamente para seguir corriendo aunque en ella encontré algo.



-Es lo único que tengo.-



Dijo depositando el caramelo con cuidado en mi palma.



-Gracias.-



Sonreí a la vez que cerraba la palma, repitiendo ese sonido. Luego quite el envoltorio y lleve a la boca ese pequeño aperitivo dándome cuenta de que era un bombón. Otro de sus grandes características. Amaba los dulces. Guarde el papel en mi bolsillo. De repente sentí sus manos en mi pecho, se estaba apoyando en mi, deslizándolas hasta de nuevo cumplir un abrazo.



-¿Crees que podremos salir de aquí?-



Pregunto suavemente.



Correspondí el abrazo. No sabía que contestarle.



-¿Quieres irte?-



Antes que pensar que podía sentir miedo o pánico por estar a oscuras y en un lugar desconocido, mi primer pensamiento fue el que yo no le había gustado en la vida real. Mordí levemente mi labio y me separe un poco de él, por el contrario de nuevo me abrazó.



-Es que no comprendo porque estamos aquí. Hace tantas horas que no veo nada que la oscuridad esta empezando a agradarme y eso es algo que nunca creí que sucediera.-



Poso sus labios en mi pecho.



-Y eso es porque estoy contigo. Me da la sensación de que hasta podría acostumbrarme a esto.-



Dulcemente sentí su mejilla rozarse contra el lugar donde había besado anteriormente. Me recordaba a un gatito con ansias de ser mimado. Acaricie su pelo. Sus palabras me habían cautivado mas y es que podía. Ahora que había hablado seguido podía notar su acento extranjero. Me gustaba. Me sentía igual a él. Estaba acostumbrándome a esa oscuridad y a ser vigilado entre las sombras.



-Ojala pudiera verte el rostro.-



Lo ansiaba tanto. No había cosa que deseara mas en ese instante. Tome su mentón el cual apretaba contra mi con la misma intensidad que lo hacia su mejilla y como si en verdad viera su aniñado rostro le miraba a través de la oscuridad.



-Ojala…-



Susurro él. Dentro de mi cabeza rebotaban los latidos de mi corazón, cada vez mas acelerados. Parecía que mis ojos se adaptaban cada vez mejor a esa oscuridad. Creía poder ver el tabique de su nariz, su barbilla y pómulos, eran como líneas de luz. Hasta podía ver la silueta de mis dedos y su barbilla posada en ellos. Una punzada de dolor atravesó mis ojos. Los cerré al instante pues como si alguien hubiese disparada una pared de cartón una luz muy blanca empezó a atravesar ese espacio hasta perderla de vista en el infinito.



Sin importar el qué, mire de nuevo a Erik. ¿A caso había llegado la hora de nuestro juicio? Le sonreí, podía ver el rosa en sus mejillas contrastar en su piel morena. Definitivamente mi último deseo se había hecho realidad.



-Te amo Erik…-



Dije tristemente llevándome su boca a la mía. No sabía cuánto tiempo estaba pasando pero no iba a separarme de él hasta que no me arrancasen o nuestros aires se terminasen. No podía abrir los ojos. Ahora la luz me estaba cegando.



Gimoteo al sentirse escaso de aire y con lentitud de fue separando hasta quedar solo rozándonos. Jadeábamos.



Esa luz era mucho mas dolorosa que la oscuridad. Mis ojos achicados hasta el máximo solo podían ver los reflejos de su rostro.



-No veo nada…-



Dijo aun cogiéndome. Gire el rostro viendo como detrás de nosotros la oscuridad seguía, pero parecía apartarse de la luz y en medio de ella una mancha mucho más oscura nos miraba. Era ese ser encapuchado que desaparecio en un pestañear de ojos, ya no le importancia ya que lo que me preocupaba era esa luz tan intensa que nos cegaba.



-¿Que debe ser esta luz?-



Pregunto llevando uno de sus brazos a la altura de sus cejas para protegerse.



Dio unos pasos hacia delante. Le tome del brazo.



-No se si deberíamos ir.-



-Pero parece que allí este la salida.-



-Y si no es una salida… y si es la entrada a otro sitio…-



Desvié la mirada, no quería contarle lo que me parecía a mí. Sentí como suspiraba y me tomaba del rostro para que le mirase.



-No podemos quedarnos toda la vida aquí. ¿O si?-



Me miro directamente a los ojos. La luz parecía que no deslumbraba tanto. Era como si parpadease y la intensidad aflojara de vez en cuando.



-Es que me da la sensación de que si vamos hacia allí nos volveremos a separar…-



Baje mi vista. Me sentía algo hipócrita, siempre le había dicho que estaba ahorrando para poder ir a verle y que no se preocupara por la distancia pero ahora que lo tenía entre mis brazos, que podía sentir el tacto de su piel no quería separarme nunca más. Se quedó mirándome con los ojos aun algo llorosos por la luz.



-Dani, pase lo que pase yo seguiré sintiendo lo mismo por ti.-



Acaricio mi mejilla, yo tome esa mano y la bese. No estaba preparado, no quería saber que había allí detrás pero si era verdad que no podíamos quedarnos sentados en medio de la nada durante toda la vida o toda la muerte. Le abrace y suspire.



-Solo un poco más…-



Pedí cerrando los ojos y abrazándole con fuerza. Correspondió y empezó a darme pequeños besos en el cuello y en las mejillas.



-Erik…-



Suspire y lo tome del rostro para besarlo con pasión.



-No te olvides de esto.-



Susurre aun sintiendo mis labios húmedos por la saliva de ambos.



-No creo.-



Dijo con una sonrisa en sus labios mientras tomaba mis manos.



-Todo va a salir bien.-



¿Cuándo habíamos cambiado los puestos? Representaba que yo te tenía que proteger y aliviar sus penas pero al final era él quien me acariciaba la cabeza y me consolaba. Entonces le mire a los ojos.



-Pase lo que pase no te voy a soltar.-



Dije realmente serio.



-Ni yo.-



Amplio su sonrisa y con una leve sacudida de esa mano que teníamos tomada empezamos a avanzar hacia esa luz. No daba calor ni tampoco frio. Dolía un poco, podía sentir caer alguna que otra lagrima mejillas a bajo. No sabía si era por el dolor que provocaba esa luz o porque sabía perfectamente que nos íbamos a separar, para bien o mal nuestros caminos de nuevo se dividirían en dos grandes acantilados separados por miles y miles de quilómetros.



Dentro de aquella luz seguíamos caminando, despacio pero a pasos firmes. Nos manteníamos callados, respirábamos tranquilamente y nos apretábamos con fuerza la mano. Sabíamos que si de nuestras bocas saliera una palabra yo no querría dar un paso mas.



La sensación de caminar encima de las nubes continuaba en nuestros pies hasta que estos desaparecieron y empezamos a caer en el vacío.



Final Sweet Darkness:



Me desperté gritando su nombre. Estaba sentado delante del ordenador, ya era de día y en el salvapantallas de mi portátil estaba en marcha. Un sueño. Eso es lo que pensé antes de que moviera la flechita del ratón con el dedo, para mi sorpresa el msn aún estaba encendido y en la pantalla salía la última conversación que habíamos tenido.



Sonreí al leer lo desesperado que estabas. Gritando que no tenía ninguna gracia y que volviera a sentarme. Mire mi mano, la que había cogido la tuya, aun estaba el sudor en ella y de repente me acorde. Busque en mis pantalones y escuche ese sonido tan familiar. Saque el bonito envoltorio. Realmente aquello había sucedido… Me tape el rostro con mis manos. Sonreía, era feliz de haberte podido conocerte, de haberte podido escuchar, tocarte, besarte… Tan feliz y a la vez tan triste. Me había parecido tanto tiempo y había sido tan poco.



Saque las manos de mi cara al escuchar a alguien conectarse. Tú. Enseguida te hable.



-¡Erik!-



Te envíe una petición de videollamda y lo primer que hice fue enseñarte ese pequeño envoltorio con una gran sonrisa. Esa era la prueba, la prueba de que habíamos podido estar juntos a pesar de la distancia y de todo.



-Realmente ha pasado.-



Escribí en milésimas de segundo.



-Si…-



Nos quedamos hablando hasta que él no pudo aguantar más el sueño. Fue como si nada extraño hubiera pasado.



¿Realmente la oscuridad nos había hecho ese favor? O habíamos superado la prueba. ¿Qué habría pasado si nos hubiéramos quedado juntos, enteramente envueltos en la oscuridad? Juntos pero es esa dulce oscuridad, tan dulces como las palabras que redactábamos y así sería hasta que algo cambiase en uno de los dos.





Final Bitter Light:



Desperté gritando. Los muelles gimieron con fuerza por el salto que hizo mi cuerpo. Un sueño. Pensé llevando mi brazo a mis ojos aun cerrados. Una mueca se dibujó en mi rostro y mi labio inferior tembló. –Erik…- Susurre. Una línea de luz atravesaba mi cuerpo. Esta provenía de la ventana, ya era de día.



Me gire quedando bocabajo en la cama, hundo mi cara en la almohada y grite. Grite con fuerza. Patalee. Hacía más de un mes que habíamos roto y aun soñaba con él. Soñaba con un encuentro. Un encuentro que solo podía ser un sueño. Respirando desde la almohada intentaba tranquilizarme a pesar de que las lágrimas no paraban de salir. Lloraba por tantas cosas. Lloraba por la tristeza, la frustración y la rabia que me provocaba toda esa situación. Y es que todo era tan claro pero tan turbio para mi. Estaba completamente pegado a esa persona. Mire la mano con la cual había cogido la suya. Estaba seca y temblorosa.



Todo paso tan rápido. Había sido un fina amargo, amargo y claro. Pusimos las cartas en la mesa y solamente había inconvenientes en esa “relación” y por el motivo que fuese. Por racionalidad, querer el bien de la otra persona cortamos la relación.



Nunca sacar las opciones a la luz había sido tan duro.



...

1 comentario:

  1. ¡Has cambiado la apariencia del blog!
    El relato me ha gustado, aunque me traiga quizás malos recuerdos...
    Un abrazo y mucha suerte ~

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